Legado en los huesos. Trilogía del Baztán II.

El juicio contra el padrastro de la joven Johana Márquez está a punto de comenzar. A él asiste una embarazada Amaia Salazar, la inspectora de la Policía Foral que un año atrás había resuelto los crímenes del llamado basajaun, que sembraron de terror el valle del Baztán. Amaia también había reunido las pruebas inculpatorias contra Jasón Medina, que imitando el modus operandi del basajaun había asesinado, violado y mutilado a Johana, la adolescente hija de su mujer. De pronto, el juez anuncia que el juicio debe cancelarse: el acusado acaba de suicidarse en los baños del juzgado. Ante la expectación y el enfado que la noticia provoca entre los asistentes, Amaia es reclamada por la policía: el acusado ha dejado una nota suicida dirigida a la inspectora, una nota que contiene un escueto e inquietante mensaje: «Tarttalo». Esa sola palabra que remite al personaje fabuloso del imaginario popular vasco destapará una trama terrorífica que envuelve a la inspectora hasta un trepidante final.

Legado en los huesos me ha gustado más que su predecesor, El guardián invisible. El anterior no es que me desagradara, pero no me caló especialmente. También es verdad que como leo mucha novela negra o policíaca, cada vez me resulta más difícil encontrar algo que me sorprenda.

Lo que he encontrado en Legado en los huesos, no lo encontré en igual medida en el anterior, y ha sido su calado. El calado que dejan los personajes protagonistas es mucho mayor en esta ocasión, ahondamos mucho más en su intimidad y en su vida cotidiana, y creo que la autora ha mejorado mucho a la hora de perfilarlos y nos resultan más cercanos que en su anterior novela, al incluir detalles y facetas de su cotidianidad que pienso que la otra novela no tenía en la misma medida.

Respecto a estas situaciones personales de los protagonistas, creo también, que son más interesantes y les podemos sacar más punta.

La ambientación como siempre genial, no sé, creo que incluso me ha parecido mejor que en el anterior. O quizás se deba a que la novela me estaba gustando y enganchando más y esta vez sí conseguí meterme más de lleno en la historia.

La trama que se nos presenta esta vez me parece mejor y más entretenida, sumergiendo más aun a Amaya en el misterio que debe resolver, ya que va a afectar a muchos aspectos personales y, como no,  profesionales de su vida. Vamos, que he conseguido una buena conexión con ella y con la historia, lo que hace que tenga ganas de ponerme con la siguiente y última entrega. Ojalá,  Dolores Redondo, continúe con esta tónica y, aunque no esté mejor que este, al menos que se mantenga a su nivel.

Quiero comentar, como cosa curiosa, que con estas novelas me sucede algo poco habitual, creo, y que no me suele suceder con otras novelas del mismo género, y es que el caso policial que nos ocupa pasa un poco a un segundo plano y queda eclipsado por los demás elementos de la historia. Es decir, los que os comentaba antes: la vida personal y profesional de nuestra "prota", el misterio escalofriante que rodea su niñez, la ambientación, etc. No digo esto como crítica, no me importa como lectora, simplemente me parece curioso.

También hubo un pequeño detalle que resultó de mi agrado, y fue que determinado pasaje de la trama se desarrolla en la localidad oscense de Aínsa, un pueblecito precioso que conozco mucho por haber estado allí en repetidas ocasiones, esto me acercó aun más la novela.

Así que, resumiendo, un libro que me ha gustado bastante, que ha logrado envolverme con todos los elementos que contiene independientes al caso y/o misterio policial y que pienso que está mejor trabajado y resulta más cercano que su predecesor.

Mi puntuación es:

8/10

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