Kafka en la orilla.

Pasado y presente, sueño y vigilia, se funden en una versión inusitada de la tragedia de  Edipo.Kafka Tamura se va de casa el día que cumple quince años. Los motivos, si es que los hay, son las malas relaciones con su padre -un famoso escultor convencido de que su hijo repetirá el aciago  sino de Edipo de la tragedia clásica- y la sensación de vacío producida por el abandono de su madre y su hermana. Sus pasos le llevarán al sur de Japón, a Takamatsu, donde encontrará refugio en una peculiar biblioteca. Si sobre la vida de Kafka se cierne la tragedia (en el sentido clásico), sobre la de Satoru Nakata ya se ha abatido: de niño, durante la II Guerra Mundial, sufrió un extraño accidente del que salió sumido en una especie de olvido de sí, con dificultades para comunicarse. A los 60 años, abandona Tokyo y emprende un viaje que le conducirá, como a Kafka, a la biblioteca de Takamasu. Así, vidas y destinos, destinos y pesadillas se van entretejiendo en un curso inexorable que no atiende a razones ni a voluntades.

Desde que cree el blog creo que esta es una de las reseñas más complicadas a las que me enfrento, o al menos a la que más vueltas le he dado. Tal ha sido la cantidad de sentimientos encontrados que me ha producido la lectura de éste libro. De hecho, si siguiera el orden de lectura, esta reseña debería estar publicada tras cuatro o cinco que ya tengo redactadas y a punto para subirlas, pero tenía muchas ganas de publicarla para ver si coincidís conmigo en mis impresiones y para poder comentar con vosotros una lectura tan "especial". Así que he decidido "colarla" y aquí está.

A modo de introducción os contaré que me lo compré porque había leído muy buenas críticas respecto a las obras del autor y porque lo encontré muy baratito, de segunda mano, en esta edición tan original de Círculo de lectores, así que no quise dejar pasar la oportunidad.

Como digo, todas las críticas que había leído eran positivas, si bien comentaban que eran historias un poco surrealistas y que dejaban cabos sueltos, o algunas de las incóignitas y misterios planteados sin resolver. Pues bien, "Kafka en la orilla" no deja algunas incógnitas sin resolver, no, las deja todas.

Sí amig@s, hace poco comentábamos en la reseña que publiqué sobre "La metamorfosis" que era un libro muy surrealista, pero que nos dejaba mensajes y que invitaba a la reflexión, incluso alguno de vosotros en los comentarios me dijisteis que era un libro un poco "pajilla mental" pero que estaba bien. Pues bueno, yo creo que "Kafka en la orilla" no es un poco "pajilla mental" como "La metamorfosis" (puestos a hablar de lecturas surrealistas) no, es la madre de todos los "pajotes mentales".
El que haya entendido el libro que me lo explique.

Yo esperaba, al menos, poder sacar en claro moralejas, mensajes subliminales, reflexiones medio ocultas, etc... pero nada, ni flores. Un simple desfile de sin sentidos, situaciones rockambolescas y personajes descabellados.
Eso sí, es estilo y la narrativa de Murakami son excelentes, decidme si no de qué manera hubiera sido posible
mantener a una servidora en vilo y en babia durante seiscientas páginas en las que tan solo se narra una situación inexplicable tras otra. Claro, ¡así te tiene el buen señor! esperando y esperando a que todo te lleve a un punto en el que cobre algún sentido.
Yo, ya llevaba la idea hecha de que algunos cabos secundarios de la historia podían quedar sueltos pero que al menos la trama principal se resolvería... pues no. Todo te lo tienes que imaginar o suponer tú, osea que en esta ocasión no puedo decir que ha sido un final total y absolutamente inconcluyente, si no que toda la historia ha sido total y absolutamente inconcluyente. Si ya lo de los finales no lo soporto, imaginaos la historia entera...

Volviendo al estilo, como he dicho es muy bueno, muy cercano, hace que te involucres mucho con los personajes y que los sientas como si fueran conocidos tuyos, te vas deslizando por la lectura queriendo descubrir más y más. Por todo ello me planteé, cuando llevaba más de medio libro leído, incluso puntuarlo con cuatro estrellas. Pero tras finalizarlo, todo me pareció una tomadura de pelo, pensé que no sé que se habría tomado este buen hombre para escribir semejantes sinsentidos. Total, que como mi cabreo fue monumental y por todo lo anteriormente comentado, que no es modo de pavo, mi puntuación es...

Mi puntuación es:

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