Los libros de A.

Un niño y una niña, un abuelo que vive en una buhardilla rodeado de libros y objetos. Un error en el bosque, el peso del remordimiento. Y una llave que el abuelo da a sus nietos: la llave al mundo del Abuelo Roble. Una novela infinita con docenas y docenas de personajes inolvidables, desde el Niño Yogur y la Niña Vainilla hasta el samurai cellista Miyamoto-Yoyo, la señorita Dickinson (Emily), Ahab el cazador de dragones. Una historia verdaderamente épica, con raíces en Gilgamesh y las grandes mitologías.

El libro que hoy os traigo es una pequeña joya. Eso sí, bien es cierto que creo que lo disfrutarán mucho más los pequeños de la casa ya que considero que es más infantil que juvenil. 

Aunque por otro lado, si os gustan los cuentos con tintes clásicos lo podréis disfrutar tengáis la edad que tengáis, ya que está repleto de mil y una aventuras contadas de una manera clara, mágica y dulce. 

Al principio de la lectura, me pareció que era una serie de aventuras, vividas por nuestro hermanos protagonistas, sin demasiada conexión entre sí. Pero, poco a poco, toda la trama se va hilando llegando a un final en el cual cobran sentido y continuidad todas ellas. 

Ya sé que puede parecer una comparación poco acertada, pero me recordó, en cierto modo y salvando las distancias, a los libros de "Las mil y una noches" que comencé a leer hace muchos años, en el sentido de que nos vemos envueltos en mil y una aventuras, nunca mejor dicho, y en la configuración de la narración. 

La edición es una maravilla, os iré dejando imágenes, como podéis ver, a lo largo de la reseña. 

Una de las cosas que más llamó mi atención a simple vista, cuando lo hojeé por primera vez en una librería, fueron sus páginas guillotinadas irregularmente que le dan un tacto "amanoso" y, como no, sus preciosas ilustraciones. 

           

Como decía, todas sus historias y aventuras son de fácil lectura y además enganchan bastante, esto lo propicia el hecho de ser más bien cortitas. Y vas leyendo, sin darte cuenta, muchas más páginas de las que pensabas. 

Los protagonistas son bastante entrañables y la ambientación y escenarios cuidados sin necesidad de grandes descripciones, que son justas pero bien trabajadas.

Lo que también me extrañó un poco es su número de páginas, (576). Me parecen demasiadas considerando que se supone que está dirigido a un público infantil, ya que su grosor puede tirar un poco para atrás a los niños. Supongo que esto se ve suplido por lo que os comentaba antes, y es el hecho de que se puede ir cortando su lectura, cada pocas páginas, por ser aventuras cortitas. 

Por lo tanto, no nos enfrentamos ante largos capítulos que tengamos que dejar a mitad. 

En resumen, un libro muy bonito tanto por dentro como por fuera. Repleto de magia, aventuras, un toque de mitología y buenas dosis de dulzura.

Mi puntuación es: