Ojos de agua.

En una casa cercana a la playa, en la costa gallega, se descubre el cadaver de un joven saxofonista que sufrió una de las torturas mas crueles que se recuerden. Le asignan el caso al inspector Leo Caldas, un hombre solitario y nocturno, de buen paladar para los vinos y mejor oído para el jazz, y a su ayudante Rafael Estevez , un llano aragonés perdido entre gallegos. Este singular tandem deberá investigar las altas esferas y los bajos fondos de Vigo para descubrir que las dobles vidas, como las mejores intrigas, siempre esconden inesperadas dobleces.

Hoy os traigo una lectura estupenda, uno de los libros policíacos que más he disfrutado ultimamente. Un lectura sencilla a la par que profunda. 

Su sencillez viene dada por el estilo claro y de calidad de su autor, la profundidad viene de la mano de sus personajes protagonistas y su ambientación.

Sus protagonistas perduran en nuestro recuerdo aun tiempo después de haber finalizado su lectura.

El primero, por ser un policía carismático e íntegro (el inspector Leo Caldas), su ayudante (Rafael Estévez) por ser un maño llegado de tierras aragonesas que no logra, a priori, conectar con los habitantes de Lugo, ciudad donde se desarrolla la acción, al encontrarlos un tanto ambiguos en sus conversaciones y forma de proceder, más bien cauta y un tanto anodina bajo su parecer. 

Digamos, que su llegada a tierras gallegas es como la de un elefante a una cacharrería; con sus modales burdos, poco comedidos, claros y políticamente incorrectos. 

El perfil de este personaje en un punto importante en el desarrollo de la historia ya que la dota de un toque de humor y consigue darle un poco de frescura al argumento. 

También es muy interesante ir viendo de qué manera termina complementándose con su compañero de fatigas, el inspector,  que comprende, asimila y "torea" a la perfección su carácter. 

En definitiva, unos protagonistas fenomenales con los cuales estoy deseando reencontrarme y leer nuevos casos que caigan en sus manos.

Por otro lado, la ambientación es estupenda. Nos evoca los rincones y calles de Lugo a la perfección, con su predominante clima húmedo, su lluvia, niebla y cuestas empinadas. 

De tal manera que nos hace desear visitarla y conocerla, si es que todavía no lo hemos hecho.

Toda esta ambientación nos es propicia para desear abordar su lectura arrebujados en nuestro sillón favorito, haciendo uso de la mantita y café que tanto nos agrada a los lectores. Y así fue, de hecho, como la disfruté yo en su día. 

Es una gran lectura, pero creo que es una lectura de invierno, al menos así la viví yo, como os acabo de comentar, y así la recomiendo. Claro está que esto es algo subjetivo y superficial pero esa es la sensación que me ha transmitido.

Una novela policíaca que, en principio, podría contarnos un crimen o misterio más como tantos otros, pero que aderezada con los puntos fuertes, que os he comentado, destaca y la hace un tanto diferente y perdurable en la memoria. 

Sin duda, una buena recomendación para todo aquel amante de la novela negra. 

Mi puntuación es:

8/10