Jane Eyre.

A lo largo de los años había intentado leer este maravilloso clásico en varias ocasiones, pero mis intentos habían resultado infructuosos. Al principio de la novela, esta lograba engancharme y subyugarme pero conforme avanzaba en su lectura se me iba haciendo poco a poco más pesada hasta que terminaba abandonandola.

Como realmente me apetecía mucho terminar de leerlo, estuve analizando el porqué de mi reiterado abandono, siendo una historia tan bonita y evocadora. Llegué a la conclusión de que uno de los principales desencadenantes era la edición que poseía, pues era antigua y con una letra minúscula, lo cual entorpecía terriblemente la lectura.

Una vez llegado a esta conclusión decidí comprarme una edición mejor, así que me hice con la edición especial que publicó Austral que es de tapa dura pero sin sobrecubierta y cuya portada podéis ver como imagen principal a la izquierda de esta reseña.

Una vez que os he comentado todos los vericuetos que acompañaron durante largos años a la lectura de esta historia os comentaré las impresiones que me ha producido su lectura.

Me ha parecido una historia a ratos sobrecogedora y en otras ocasiones apasionante y enternecedora. Lo
más destacable,  en mi opinión, sin duda es el carácter y la figura de Jane, tan fuerte y arrebatadoramente serena. El cómo y de qué manera logra sobreponerse y avanzar sobre todos los terribles obstáculos que la vida va  interponiendo en su camino. Y más aun tan prontamente, pues algunos de los más difíciles le suceden en la infancia.

Por otro lado, en muchas ocasiones me hubiera gustado poder traspasar las páginas, agarrarla fuertemente de los hombros, zarandearla y decirle que reaccionara, que se dejara llevar un poco más por los dictados de su corazón y no se exigiera a si misma tanta sensatez y corrección en cada uno de los actos de su vida.
En definitiva que fuera un poco más egoísta. Aunque supongo también, que en cierta manera ella estaba condicionada por los usos y costumbres de la época, en algunas ocasiones tan diferentes a los de hoy en día.

Pero sus sentimientos y reflexiones logran traspasar magistralmente las páginas e inundar el corazón del lector, que en cierta manera siente la necesidad de ser su amigo, ayudarla y aconsejarla, algo imposible evidentemente y que te deja en algunas ocasiones un poso de desazón y frustración.

Como punto negativo, debo añadir que cómo me ocurre a menudo con algunos clásicos, he encontrado partes más densas en la lectura, sobre todo en lo concerniente a diálogos, que me resultaban en ocasiones poco claros, espesos y un poco surrealistas por enrevesados. Pero salvando estas pequeñas trabas, no puedo dejar de recomendar su lectura.
Jane es un personaje que no puede faltar en la memoria de todo lector que se precie.

Mi puntuación es:

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